Ezequiel Merchán Burón nació en Laguna de Duero en el año 1903. Socialista desde muy joven, se afilió a la Casa del Pueblo y llegó a ser Vicepresidente de las Juventudes Socialistas de Laguna.
Ezequiel era jornalero. En 1936, con 33 años, estaba casado con Matilde Vallelado y tenían tres hijos, llamados Carmen, Esperanza y Ezequiel.

En la tarde del sábado 18 de julio comenzaron a llegar a Laguna noticias de que se estaba produciendo una sublevación militar.
Muchos vecinos se acercaron al ayuntamiento, donde el alcalde, Gerardo Cabañas, les había convocado con el fin de informarlos, aguardar noticias y esperar instrucciones desde la capital. Desde el ayuntamiento se intentaba defender al pueblo de una posible sublevación armada, desconociendo la verdadera magnitud del levantamiento, pero el hecho de haberse reunido en los centros fue la base en las acusaciones de los juicios posteriores, en los que los detenidos fueron acusados de rebelión armada, dictándose varias de penas de muerte y condenas a perpetuidad.

A media tarde del domingo 19 aparecieron en el pueblo patrullas armadas que venían desde Valladolid para controlar la localidad. Ayudados por los fascistas de Laguna, entraron en el pueblo disparando sus armas contra la población y comenzaron a detener a los vecinos, entre los que estaban el alcalde, varios concejales y el propio Ezequiel.

Todos ellos fueron conducidos a Valladolid, identificados en el Gobierno Civil y encarcelados. Ezequiel no volvería a ser libre, y salió de la prisión únicamente para ser fusilado en San Isidro, lugar elegido como paredón en Valladolid.

La Causa 1013/36

El treinta de noviembre de 1936 se celebró en Valladolid el juicio contra los detenidos de Laguna. Se trataba de 75 personas a las que acusaban de rebelión armada por haberse reunido en la noche del sábado 18 de julio en la Casa del Pueblo de Laguna. Allí, siguiendo las órdenes del alcalde Gerardo Cabañas, del jefe de estación Ramón Romera y del telegrafista Leonardo Martín, permanecieron toda la noche, pero tras un tiroteo, se rindieron a la mañana siguiente, domingo 19 de julio.
En la sentencia se dictaron varias penas de muerte, de las que 13 fueron cumplidas; 39 personas fueron condenadas a treinta años de prisión, 11 a quince años, 8 mujeres a ocho años y son absueltas 4 personas.

Fusilado en Valladolid
Ezequiel y los demás detenidos de Laguna estuvieron detenidos en la Cárcel Nueva; y poco tiempo después todos fueron trasladados a las Cocheras de Tranvías. Allí estuvieron todos juntos hasta la celebración del juicio. Ezequiel recibía las visitas de Matilde, su mujer, que le llevaba tabaco y ropa limpia. En las cartas que escribió le pedía una chaqueta para presentarse dignamente al juicio, y también le rogaba que no asistiera al mismo para evitar el mal rato.
Él tenía esperanzas de salir bien parado, pero no fue así. La sentencia lo acusaba de rebelión militar y lo condenaba a muerte. Esta sentencia no admitía apelación ni recurso alguno.
En la madrugada del 27 de enero de 1937, a las 7,15 exactamente, Ezequiel fue fusilado junto con otros detenidos. Habían transcurrido seis meses desde su detención.
Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Valladolid. Dejaba en casa tres huérfanos desamparados, que han vivido con el estigma de ser hijos de un condenado.
El buen nombre y la honorabilidad de Ezequiel deben ser restituidos, al igual que los de todos los demás condenados por los franquistas. Los juicios han de ser declarados ilegales, anulados los procesos y ha de quedar clara la inocencia de las víctimas de unos sublevados contra la legitimidad que son, a la postre, los verdaderos criminales.