Andrés Martín Álvarez
Andrés Martín Álvarez tenía 18 años, era estudiante, afiliado a la FUE y deportista: era el decano del Club de Natación del barrio de las Delicias.En los días previos al golpe estaba preparando un viaje a Barcelona, donde iba a competir en la Olimpiada Obrera que se iba a celebrar en el verano de aquel 1936.
La familia estaba compuesta por el padre, Guillermo, natural de Villabrágima y propietario de establos y ganado, la madre y cuatro hijos.
El viaje a Barcelona se retrasó a causa de la boda de la hermana mayor, boda que se celebró civilmente, ocasionando un enfrentamiento con el párroco de barrio, Mariano Miguel López, quien recriminó el hecho a la madre de la novia.
El día 18 de julio, sábado, ante las noticias que circulaban, Andrés se fue a la Casa del Pueblo, de la que era socio.
En la mañana del 19 de julio, domingo, los que estaban encerrados en la Casa del Pueblo se rindieron ante los cañonazos y ametrallamientos que estaban sufriendo, siendo todos detenidos. Entre ellos estaba Andrés, quien fue encerrado en Las Cocheras.
El 27 de Agosto dos policías de paisano detuvieron al padre de Andrés, Guillermo, y lo llevaron junto con su hijo a la Cárcel Nueva. Allí fueron juzgados. Nadie se imaginaba de qué los acusaban; pero en el juicio apareció el acusador: Mariano Miguel López, párroco de las Delicias, les acusaba de haber incendiado la iglesia del Carmen. La iglesia ardió el día 18, cuando Andrés estaba encerrado en la Casa del Pueblo, por lo que la acusación no se sostenía; pero dio igual: padre e hijo fueron condenados a muerte por este hecho.
Sin posible apelación ni defensa de ningún tipo, a la semana justa, el día 19 de septiembre de 1936, fueron fusilados ambos en las Cascajeras de San Isidro, siendo por completo inocentes.
Quedaba así truncada la vida de este deportista que todavía no había salido de la adolescencia y cuya máxima aspiración era la de ganar y traer una medalla olímpica a su ciudad.