Estaba afiliado al Sindicato de Carpinteros y era socio de la Casa del Pueblo de Valladolid.

El sábado 18 de Julio de 1936 acudió a la Casa del Pueblo, en la calle Fray Luis de León, con el fin de recoger información acerca de la sublevación militar que se rumoreaba por toda la ciudad.

Como es sabido, el local de la Casa del Pueblo fue rodeado por las fuerzas rebeldes, que impidieron la salida de los allí reunidos. Alfonso Alfredo no regresó a su casa, donde lo esperaban.

La noche del 18 al 19 de julio trnascurrió entre disparos de fusiles y ametralladoras que los sublevados efectuaban sobre el edificio y sus tejados. Hacia las diez de la mañana del domingo 19, cayó la Casa del Pueblo. Las personas que estaban dentro se rindieron y fueron detenidos y encarcelados, pero Alfonso Alfredo no estaba entre los detenidos y nunca se le volvió a ver, ni se supo nada de él.

Varios testigos afirmaron que durante la tarde-noche del 18 al 19, dos o tres hombres intentaron salir del edificio, siendo abatidos en la propia puerta, pero nunca se identificó a estas víctimas, que fueron enterradas en la fosa común del cementerio municipal como “Desconocidos”.

Esta información llegó a oídos de la familia de Alfonso Alfredo, quien intentó localizar el cadáver sin conseguirlo.

El domicilio familiar fue registrado en varias ocasiones, y la esposa, aconsejada por unas vecinas, destruyó todo tipo de documentación perteneciente a su marido.
Por esas fechas, una conocida falangista detuvo e introdujo en un portal a la esposa, registrándola personalmente pistola en mano y amenazándola. Buscaba documentos.

La familia quedó deshecha. La esposa y los dos hijos, niños muy pequeños, quedaron sin respaldo en medio del caos y sufrieron el acoso de gentes mal intencionadas.

Todas las investigaciones realizadas por su hijo han resultado negativas hasta el día de hoy. Alfonso Alfredo Carreras es un desaparecido del que nadie ha dado explicaciones, ni acerca de las circunstancias de su muerte, ni de los responsables de la misma, siendo, posiblemente, una de las primeras víctimas del sangriento golpe militar del 36 en nuestra ciudad.