Domingo, 10 de noviembre de 2024|

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Represión franquista en Olmos de Peñafiel

El día 4 de septiembre fueron detenidos varios vecinos. Los autores eran fascistas del pueblo que iban acompañados por gente de Peñafiel que vestía el uniforme de Falange, todos armados y ataviados con correajes. No se produjo entre los detenidos resistencia alguna. Los obligaron a subir a una camioneta y los condujeron al castillo de Peñafiel, convertido en centro de detención. Después los condujeron al Monte Alto, donde fueron asesinados y enterrados sin que se conozca el lugar exacto.

Olmos de Peñafiel es un municipio de la provincia de Valladolid, de la que lo separan 64 kilómetros; su localidad de referencia siempre fue Peñafiel, y está situada en los límites de la provincia con Burgos.
En la actualidad tiene una población de 64 habitantes, pero en la época de la sublevación, había unos 400 vecinos.

En la época de la República, existía una Sociedad de Obreros Agricultores, afecta a la UGT, que se reunía en la Casa del Pueblo; y también había un grupo de falangistas, encabezados por Santos Rodríguez, un estudiante “camisa vieja” hijo del secretario municipal. Las relaciones entre ambos grupos siempre fueron tensas, y ya se habían producido enfrentamientos entre ellos.

El domingo 19 de julio se empezaron a conocer en el pueblo las noticias del Alzamiento. Había un clima de rumores, dudas e incertidumbre. Estaban en plena recogida de la cosecha y los trabajadores fueron al campo como cualquier otro día. Las informaciones llegaban sobre todo de Peñafiel, localidad de referencia de Olmos y donde se encontraba el Juzgado y la cárcel.
El miércoles 22, la Guardia Civil destituyó a la Corporación Municipal legal, nombrando otra formada por los elementos derechistas del pueblo. No hubo oposición alguna; los vecinos continuaban su rutina con normalidad, volcados en la siega y ausentes durante todo el día del pueblo.
Al caer la tarde, tras pasar la jornada trabajando en el campo, Félix Asenjo, alcalde de Olmos, Hilario Carrascal Arranz, amigo suyo y Jesús Vaquerizo Hernández, que estaba trabajando como agostero para Hilario, fueron a merendar a la bodega de éste, como era costumbre; pero cuando regresaban al pueblo se dieron cuenta de que algo estaba pasando; se escuchaban gritos y había un alboroto en el lugar donde se celebraba el baile dominical, por lo que los tres se dirigieron allá.

Los elementos derechistas del pueblo se habían reunido en el bailadero y estaban celebrando el nombramiento de la nueva corporación. Félix Asenjo quiso entrar a pedir explicaciones. Estando los tres en la puerta, les salió al paso Santos Rodríguez Requejo rodeado por otras personas, y pistola en mano les conminó a levantar las manos intentando detenerlos; pero Jesús Vaquerizo sacó un cuchillo y le asestó un golpe que le mató. Se produjo un gran revuelo; en el exterior del local había otros vecinos, esperando acontecimientos. Se produjo una pelea en la que hubo más heridos. Jesús Vaquerizo, el autor de la cuchillada, se dio a la fuga. Félix e Hilario se dirigieron al cuartel de la Guardia Civil para dar cuenta de lo sucedido, pero ante su sorpresa ellos mismos fueron retenidos. Tras pasar la noche en el cuartelillo, a la mañana siguiente fueron trasladados a Peñafiel, donde fueron acusados por el asesinato del falangista. Había muchos testigos que habían visto la escena y podían decir que ellos eran inocentes; pero en aquellos primeros momentos de la sublevación, el caos, la confusión y el miedo hicieron que los vecinos se mantuviesen alejados de cualquier posible conflicto.

Hilario Carrascal y Félix Asenjo permanecieron detenidos en el castillo de Peñafiel hasta su traslado a Valladolid, donde fueron juzgados por rebelión militar y asesinato el día 5 de Septiembre de 1936. La sentencia los consideró culpables y fueron condenados a muerte y al pago de treinta mil pesetas a los herederos de Santos Rodríguez.

Ambos serían fusilados en el Campo de San Isidro, en Valladolid, el día 13 de septiembre de 1936, ocho días después de la condena. La sentencia tuvo como prueba la declaración del padre del asesinado, que ya había sido nombrado Jefe Local de Falange. Los acusados no tuvieron derecho a apelación.

Jesús Vaquerizo, el autor del hecho, no había cumplido todavía los 19 años, pero ya era conocido por la guardia civil por haber sido uno de los acusados en el asesinato de Leocadio Vázquez, alguacil del Juzgado de Peñafiel, ocurrido el 18 de mayo de 1936, y del que resultó absuelto. Poco después fue detenido y lo fusilaron en Valladolid el día 23 de octubre de ese mismo año1936. No llegó a cumplir los 19 años, por lo que era menor de edad. Quizá por eso mismo, los documentos de la época recalcan con insistencia que tenía 20 años.

Los asesinados en Olmos de Peñafiel fueron en total once.

Fusilados en Valladolid, tras ser juzgados:
Félix Asenjo Cano, de 31 años de edad, alcalde legal de la República; estaba casado con Urbana Esteban y tenían tres hijas de cuatro, dos años, y la menor, recién nacida. Era herrero.

Hilario Carrascal Arranz, de 32 años, casado con Gabina Cabrero, con la que tenía cuatro hijos menores de 10 años, era labrador.

Paseados
El día 4 de septiembre de 1936 se produjo en Olmos una operación en la que fueron detenidos varios vecinos del pueblo. Los autores eran fascistas del pueblo que iban acompañados por gente de Peñafiel que vestían el uniforme de Falange, y que fueron reconocidos por los familiares de los detenidos; todos iban armados y ataviados con correajes. No se produjo entre los detenidos resistencia alguna. Los obligaron a subir a una camioneta y los condujeron al castillo de Peñafiel, centro de detención donde se hallaban recluidas personas de toda la zona aledaña. Estos detenidos tuvieron diferentes destinos. Mientras unos fueron juzgados, otros continuaron como presos gubernativos; y por fin, otros menos afortunados fueron asesinados en diversas sacas. Este fue el caso de algunos de los detenidos en Olmos de Peñafiel. Sacados del castillo, los condujeron a una zona del Monte Alto, donde según declaraciones de los que los detuvieron, fueron asesinados y enterrados sin que se conozca el lugar exacto.

-  Teófilo Cura Moreno, 26 años, casado con María Andrés, dos hijos menores, labrador,
-  Doroteo García Tapias, 27 años, casado con Juliana Carrascal Jorge. Tres hijos: Simón, Petra y Juan; era albañil.
-  Bernardino Tapias Martínez, 21 años, era soltero y agricultor.
-  Vicente Regidor Jorge, 21 años, soltero.
-  Ovidio Carrascal Aguado, de 28 años, soltero, labrador.
-  Fidel Carrascal, casado con Teófila Carrascal; padre de Antolín (asesinado) y de Esteban, condenado a muerte.
-  Antolín Carrascal Carrascal, hijo del anterior. Los asesinaron juntos.
-  Aquilino Velasco Navarro, de 32 años,
-  Agapito Carrascal Carrascal, 23 años, soltero, labrador.

Los testimonios dicen que todas estas personas estaban condenadas de antemano, pero que no se procedió a su detención y asesinato hasta que se terminaron las labores del verano; afirman que las detenciones se produjeron el mismo día en que finalizaron los trabajos de la recolección, un viernes; que no les dieron tiempo ni a cambiarse la ropa, y aseguran que las familias no llegaron a percibir los sueldos que se les adeudaban.

Otras detenciones

Felipe Gómez: detenido y encarcelado en el castillo de Peñafiel. Salvó su vida.

Florencio Asenjo Navas, padre del alcalde Félix y de Justino, labrador y Juez de Paz de Olmos de Peñafiel durante muchos años. Sus dos hijos murieron como consecuencia del golpe, y él fue detenido y acusado de tenencia de armas sin licencia ni guía, por lo que lo condenaron a 20 años y 1 día. Estuvo en el presidio de El Dueso (Santoña) y San Simón (Pontevedra). Además fue encausado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas y sancionado con una multa de 1.500 pesetas. Salió de la cárcel gravemente enfermo y falleció de inmediato.

Aquilino Rodríguez Tapias fue un detenido gubernativo, es decir, no fue acusado de nada, ni fue juzgado, pero estuvo preso en las Cocheras de Tranvías de Valladolid y encausado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas.

María Quintana Núñez, la única mujer de la que tenemos noticias, fue también detenida gubernativa y encausada por el Tribunal de Responsabilidades Políticas.

“Pasados” a zona republicana

Esteban Carrascal Carrascal de 35 años, era soltero y agricultor. Al ser movilizado y obligado a ir al frente, se pasó a las filas republicanas. Al acabar la guerra lo condenaron a pena de muerte, aunque se la conmutaron por reclusión perpetua. Mataron a su padre, Fidel, y a su hermano menor, Antolín.

Fallecido en el Campo de Concentración de Mauthausen

Justino Asenjo Cano, de 34 años, estaba casado con Teodora de Frutos y tenía cinco hijos menores. Era constructor de carros, hermano del alcalde Félix Asenjo e hijo del Juez de Paz Florencio. En julio de 1936 residía en Langayo, un pueblo cercano. Fue detenido el día 24 de julio por tenencia ilícita de armas. Ingresó en la cárcel, en Valladolid, fue procesado y condenado a un año, un mes y once días de prisión, Cumplió íntegramente la pena impuesta y salió en libertad el 2 de septiembre de 1937.
Tras regresar a su domicilio, una patrulla armada fue a buscarlo a su casa de Langayo. Sabiendo bien lo que le esperaba, salió por una ventana y escapó. Tras servir al Ejército de la República durante toda la guerra, logró pasar a Francia, fue capturado por los nazis y trasladado al campo alemán de Mauthausen, donde murió el 30 de abril de 1943.

La violencia se desató contra las familias de las víctimas, que sufrieron todo tipo de abusos y malos tratos, hasta el punto de tener que huir del pueblo por sentir su vida en peligro.
Con el argumento de que Félix Asenjo e Hilario Carrascal habían sido condenados a indemnizar a la familia de Santos Rodríguez, sus casas fueron asaltadas, sus bienes robados o destruidos; les quitaron las cosechas, los aperos de labranza y las herramientas de la herrería; les insultaban, agredían y amenazaban, tanto a las esposas, como a los padres y también a los niños. Todos ellos fueron víctimas de malos tratos, empujones, apedreamientos y golpes por parte de los propios vecinos de Olmos. El hecho más grave fue un simulacro de fusilamiento que sufrieron un grupo de niños, todos ellos hijos de víctimas. El hecho, realizado por adultos en las afueras del pueblo, fue originado por la sustracción de cuatro naranjas por parte de uno de los niños. Este suceso, que fue acompañado por golpes, amenazas e insultos, fue determinante para que algunas familias abandonaran el pueblo de forma definitiva. Esta circunstancia fue aprovechada por los fascistas para llevar a cabo la “incautación” total de los bienes por el sencillo procedimiento de entrar en las casas, sacar todo lo que encontraron a la plaza, y de allí, coger todo aquello que quisieron, llevándolo a sus propias casas y posteriormente vendiendo estos bienes robados a terceras personas.

Así lo explicaba Urbana Esteban, viuda de Félix Asenjo, en una declaración jurada de 14 de julio 1941, cinco años después del fusilamiento de su marido:

“Todos los bienes…. fueron embargados en los últimos días de Julio o primeros de Agosto de 1.936 por el Juzgado Municipal de Olmos de Peñafiel, ignorando a virtud de qué mandato u orden judicial o gubernativa…. Ha de hacer constar a los efectos procedentes que el año 1.940 y sobre el mes de junio, por no estar presente la que suscribe, fue descerrajada la puerta de la casa por el Juzgado Municipal de Olmos de Peñafiel, poniendo a la que suscribe los muebles y efectos en la calle…. Siendo arrendada al vecino Alejo Liras y actualmente parece ser la tiene Bonifacio Martínez. ….de dichos bienes embargados, especialmente de los muebles propiedad de la que suscribe, tiene noticias que han sido vendidos o por lo menos están en poder de diferentes vecinos de Olmos de Peñafiel, entre los que se pueden citar Alejo Liras, Bernardino Mate – este era el Juez Municipal que actuó- Tomás Carrascal y otros y con respecto a las aves y herramientas y efectos existentes en la fragua, nada sabe lo que haya sido de ello…Hace constar que ni ella ni sus hijas (de 9, 7 y 5 años en 1941) poseen actualmente otros bienes, ni les corresponde usufructo ni renta alguna, y viven únicamente de lo que puede ganar la firmante en el pueblo de Renedo de Esgueva, donde vive y en donde tuvo que refugiarse como la casa de sus padres, cociendo pan para los vecinos del mismo….”

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